Políticos del PRI y del PAN, gobernadores, diputados, funcionarios federales y locales, grandes empresarios y hasta narcos se han beneficiado del programa insigne del gobierno mexicano.
Ignacio Alvarado Álvarez y Evangelina Hernández
Lunes 27 de julio de 2009
La inyección de fondos por 171 mil millones de pesos ejercidos a través de Procampo e Ingreso Objetivo fracasó en su propósito de fortalecer a productores de granos y oleaginosas ante la apertura total de la frontera para la importación de alimentos, 15 años después de firmarse el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Esa es la conclusión a la que han llegado investigadores y analistas del programa.
La repartición desigual del dinero es una de las causas por las que se falló: mientras que 20% de los productores con mayor extensión de tierras recibieron 80% de los recursos, la inmensa mayoría de campesinos debió conformarse con un subsidio menor a 700 pesos anuales, revela un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Tal condición volvió en los hechos a Procampo un programa asistencial, con el que millones de personas sobrevivieron a través de tres lustros, reconoce el Consejo Nacional Agropecuario.
Entre los que más han recibido ayuda con dinero público figuran gobernadores, diputados, grandes empresarios y narcotraficantes, según puede leerse en la página de internet subsidiosalcampo.org.mx, elaborada por Fundar Centro de Análisis e Investigación AC.
Informes de la Central Campesina Cardenista indican que, debido a ello, dejó de sembrarse maíz en 1.9 millones de hectáreas, pues la mitad de los beneficiarios emplearon el dinero para comer.
El diseño de normas que dieron origen al programa, coinciden analistas, permitió la desviación de recursos, el clientelismo político y la corrupción.
“Esto nos sirve para demostrar la ineficiencia brutal de los gobiernos y sus programas”, dice Nora Ruvalcaba, la diputada perredista que llevó a tribuna la presencia de presuntos criminales en los listados de Procampo. En 2007, la legisladora realizó una de las primeras revisiones del padrón de Procampo y descubrió que muchos de los beneficiarios eran narcotraficantes o sus familiares.
“Hicimos la denuncia cuando en Aguascalientes se descubrió un narcoinvernadero. (...) Nos metimos a verificar y, ¡oh sopresa!: el empresario era beneficiario de Procampo”, narra Ruvalcaba Gámez.
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